Comer en Montia es más que una comida una experiencia, pero no apta para cualquiera. En Montia no hay carta, sólo 3 menús: corto (45€), largo (60€) y extra largo (65€) pero no se sabe qué tiene el menú ni antes, ni cuando has pedido. En realidad es el mismo menú corto que le van añadiendo aperitivos y platos según lo quieras de más largo. Los platos, además de no saber qué serán (y los cambian cada semana) contienen de todo, lo cual se agradece pero es para paladares que admitan tal variedad de sabores. En nuestro menú había picante, ortigas, flores, multitud de verduras de todo tipo, productos de caza.. de todo. No sólo no hay carta para saber qué van a ponerte, lo que quizás sí deberían arreglar es poner en algún sitio los precios porque, salvo que hayas visitado su página web para hacer la reserva (que por cierto hay que reconfirmar 2 días antes), no sabes el resultado de la comida hasta que llegue la cuenta.
Igual que con el menú, tampoco hay concesiones con la bodega. Las alternativas son o maridaje (desde 25€ en adelante en función del menú, te ponen una copa diferente con cada plato) o copas sueltas (4/4,5€). No hay opción de botella para la mesa, ni carta de vinos ni otra vez los precios por ningún sitio. Por cierto que tampoco hay rioja o ribera de Duero, son vinos especiales, escogidos por ellos pero igual que ahora hablaremos de la comida curiosos pero muy buenos. El restaurante está medio escondido, pequeño, unos 20 comensales con muy buen servicio y mucha atención de su personal. Muy de agradecer la extensa explicación de cada plato que antes del primero bocado ya te estás imaginando que está riquísimo. Comimos el menú corto: 5 aperitivos que van intercalando entre los 4 platos, cata de quesos final y postre. Todo EXCELENTE. Por quedarnos con algo, me quedo con la bechamel de espinacas con millones de cosas y la trucha, pero todos los platos sorprenden y están súper trabajados. Terminamos con café, bien por el precio y la elaboración y presentación en cafetera italiana (1,8/1,9€ café) aunque en un michelín siempre se espera un petit foirs. Cuenta final para 2 con copa de vino (el agua sí se incluye en el menú, buen detalle) 97€. Un regalo.
Comer en Montia es más que una comida una experiencia, pero no apta para cualquiera. En Montia no hay carta, sólo 3 menús: corto (45€), largo (60€) y extra largo (65€) pero no se sabe qué tiene el menú ni antes, ni cuando has pedido. En realidad es el mismo menú corto que le van añadiendo aperitivos y platos según lo quieras de más largo. Los platos, además de no saber qué serán (y los cambian cada semana) contienen de todo, lo cual se agradece pero es para paladares que admitan tal variedad de sabores. En nuestro menú había picante, ortigas, flores, multitud de verduras de todo tipo, productos de caza.. de todo. No sólo no hay carta para saber qué van a ponerte, lo que quizás sí deberían arreglar es poner en algún sitio los precios porque, salvo que hayas visitado su página web para hacer la reserva (que por cierto hay que reconfirmar 2 días antes), no sabes el resultado de la comida hasta que llegue la cuenta.
Igual que con el menú, tampoco hay concesiones con la bodega. Las alternativas son o maridaje (desde 25€ en adelante en función del menú, te ponen una copa diferente con cada plato) o copas sueltas (4/4,5€). No hay opción de botella para la mesa, ni carta de vinos ni otra vez los precios por ningún sitio. Por cierto que tampoco hay rioja o ribera de Duero, son vinos especiales, escogidos por ellos pero igual que ahora hablaremos de la comida curiosos pero muy buenos. El restaurante está medio escondido, pequeño, unos 20 comensales con muy buen servicio y mucha atención de su personal. Muy de agradecer la extensa explicación de cada plato que antes del primero bocado ya te estás imaginando que está riquísimo. Comimos el menú corto: 5 aperitivos que van intercalando entre los 4 platos, cata de quesos final y postre. Todo EXCELENTE. Por quedarnos con algo, me quedo con la bechamel de espinacas con millones de cosas y la trucha, pero todos los platos sorprenden y están súper trabajados. Terminamos con café, bien por el precio y la elaboración y presentación en cafetera italiana (1,8/1,9€ café) aunque en un michelín siempre se espera un petit foirs. Cuenta final para 2 con copa de vino (el agua sí se incluye en el menú, buen detalle) 97€. Un regalo.